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Volumen 9, número 5
Abr / May 2015 . vol. 9 / núm. 5

El comedero del perro ¿está medio lleno o medio vacío?

Estos investigadores desarrollaron un método para determinar si los perros son optimistas o pesimistas.

Por Editores de Veterinary Medicine

¿Ha escuchado?



¿Desea saber si sus pacientes caninos son más optimistas o pesimistas? Los estudios de bienestar animal se han centrado mucho en las respuestas a estímulos negativos o estrés y la evasión de estas influencias. Sin embargo, la anticipación a una experiencia positiva o agradable puede constituir un indicador mejor del estado mental de un perro. Esto se ha buscado con anterioridad en perros con ansiedad por separación, que han parecido demostrar mayor nivel de pesimismo. Un estudio australiano ha buscado métodos de medios más prácticos de probar los niveles de optimismo en perros.

La prueba se llevó a cabo utilizando un aparato portátil que una vez activado, liberaba cierto volumen de leche libre de lactosa o agua, lo cual sucedía con tonos audibles. Se reclutaron perros con propietarios, Assistance Dogs Australia y de agencias de seguridad privada. Solamente 20 de los 40 perros incluidos en principio fueron capaces de completar las tres sesiones de prueba. Gran parte de los perros de seguridad se excluyeron. Las razones para tales exclusiones incluyeron falla a entrenarse bien mediante los tonos y dejar de tocar el blanco en fases posteriores de las pruebas. Varios perros también parecieron encontrar desagradable la recompensa con leche.

Una vez que los perros se habituaron al ambiente y al equipo, se les entrenó para tocar un blanco, en base en un tono audible específico relacionado con una recompensa de leche, y no hacerlo al escuchar otro tono relacionado con aprovisionamiento de agua. Se llevaron a cabo varias sesiones de entrenamiento con el equipo y se registró el tiempo de respuesta de cada perro.  De manera inicial, a los perros se les presentó al azar una serie de tonos de leche o agua. Durante otras sesiones también se introdujeron tonos ambiguos. Cada interpretación de los perros a estas señales –ya fueran que anticiparan un resultado positivo o negativo- se reflejó en el tiempo que les llevó tocar el blanco. Finalmente, los perros alcanzaron un punto en el cual la expectativa se cambiaba de positiva –esperando leche- a negativa, llevándoles más tiempo en tocar el blanco. Asimismo se analizó la rapidez con la cual los perros respondieron a los tonos.

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