Contáctanos Síguenos Veterinary Medicine Instagram
Suscríbete
Volumen 7, número 2
Oct / Nov 2012 . vol. 7 / núm. 2

Domando esa agresión por la caja de arena

¿Cómo puedo ayudar mejor a esta propietaria de gatas, para resolver este problema de agresión entre gatas, aparentemente por resguardo o específico de territorio, que se describe adelante?

Por

Pregunte al experto

¿Cómo puedo ayudar mejor a esta propietaria de gatas, para resolver este problema de agresión entre gatas, aparentemente por resguardo o específico de territorio, que se describe adelante?

Mi clienta tiene dos gatas esterilizadas, adoptadas de un refugio hace dos años, donde fueron compañeras de jaula durante por lo menos varios meses. Desde que fueron adoptadas, han vivido juntas en armonía, con la excepción de un episodio ocasional (una vez hace varios meses) de un juego que llegó hasta pelea. Sin embargo, hace casi dos meses, una de ellas empezó a atacar a la otra, mientras se hallaba en la caja de arena.

La propietaria sólo tenía dos cajas de arena (una en cada piso de la casa –piso principal y sótano) y luego de que empezó el ataque, la propietaria descubrió que la gata víctima había defecado y orinado indebidamente en el sótano. Así que le sugerí a la propietaria que limpiara la zona y que agregara una tercera caja cerca de la zona, lo cual hizo.

La víctima todavía utiliza la caja de arena del piso principal y ahora usa también la nueva (tercera) en el sótano, pero la agresora emplea también la caja nueva y esta última no ha dejado de atacar a la víctima en cualquiera de las cajas. De hecho, corre hacia donde está la víctima para atacarla, siempre que escucha a la víctima rascando en las cajas de arena.

Ambas gatas tienen sus visitas de bienestar anuales, así como sus vacunaciones de rutina y no padecen de problemas médicos actuales. La víctima tiene antecedentes de tres episodios de cistitis idiopática, que sucedieron inmediatamente después de alojarse. Así, los ataques en las cajas de arena no se han relacionado de manera temporal con el hecho de que la víctima tenía un episodio de cistitis.

Ambas gatas tenían amplios espacios en el hogar de tres recámaras, con acceso a perchas, ventanas y juguetes, y casi a diario juegan por corto tiempo con la propietaria. Sus comederos y bebederos se hallan cerca unos de otros y allí no hay agresión – las gatas comen juntas. Asimismo no duermen o descansan juntas, ni se acicalan entre ellas.

En el hogar no hay otras mascotas y la propietaria se encuentra retirada, pero activa, y vive sola.



 

Crea una cuenta o inicia sesión para leer todo el contenido, ¡es gratis!